El empate que ameritó una rica Besanga (por fin)

La noche anterior al encuentro México-Angola, contactamos a nuestra “raza” para reunirnos a celebrar la victoria de México (lástima que no fue así); no conforme con los que ya estábamos seguros, le hice la atenta invitación al innombrable, a lo que, aceptó. Yo, la verdad, pensé que me batearía pero Gil me alentó a comprobar que tengo poder aun sobre él. Ya se había comunicado días antes pa´ avisarme que su celular por fin conoció lo que es tener saldo, le contesté 3 hrs después diciéndole que el me hablara porque se hace el importante, lo cual parece haberle calado porque ya no contestó. En fin me levanté temprano con la intención de ayudarle a Gil a limpiar la casa para ver el juego en un ambiente limpio y agradable, pero de aquí a que me arreglara y me pusiera mi jersey de la selección de pepsi con el numero 4 y el apellido Márquez, llegué y resultó que había terminado, bueno, nada mas le faltaban los trastes y ahí si que yo no me meto, desde niña he odiado lavar trastes creo que en mi otra vida fui cenicienta. Esperábamos a la gente, Pedro llego al minuto 3 del juego, Ale al minuto 15, Toño en su papel muy en serio de papá se fue al festejo en vez de quedarse a cuidar a su hija y la Mana trabajando se perdió del intenso juego en el que nuestros seleccionados perdieron tantas y tantas oportunidades que se presentaron para anotar y darnos el gusto de que de nuestro ronco pecho saliera un grito de ¡¡¡GOOOOOOOOLLLLLL!!!. El partido avanzaba y el tipo no aparecía. Cuando en el medio tiempo nos disponíamos a comprar algo de comer y mas cheve por supuesto; apareció justo detrás de mi con una playera de México que, según Pedro, se compró en el mercadito. Luego, al empezar el segundo tiempo, se hizo una trifulca y yo ya no entendí porque Gil y Pedro se fueron a dejar a Gil a la central y luego volvería y luego iría por Servando y luego ya no supe nada de nada pero todos desaparecieron menos Ale, mi innombrable y yo. Comenzamos a jugar al “uno de castigos”, perdí 3 de 5 jugadas, dejaría de ser mexicana; las otras me las arrebató Ale. Ello me costó probar una gran cantidad de consomate la que me provocó mas tarde un fuerte dolor de estomago, unos ricos hielos pasando por mi espalda y aventarme una fría cerveza de hidalgo. Ale tuvo la grandiosa y favorable idea de que el hombre que nos acompañaba bailara (jaja si tiene dos pies izquierdos), lo peor del caso es que aceptó y lo mejor qu ele dio pena y con $3 pude obtener un privado en el que hubo mas que nada una muy buena platicada como las de siempre y una muy buena besanga, también como las de siempre. Si si me quiere el muchacho ahhhhh pero tiene muchos problemas. Puede parecer increíble pero quien salio ganando fui yo, gracias a mi actitud mamonesca heredada de la “Perfecta Cabrona” (Vicky). Después de esta tarde divertidísima, fui a tomarme un café pa´ bajar la cheve con un muy buen amigo para hablar de un pequeño asuntito que había pendiente. P.D: ¡Qué cosas ha traído este Mundial! RAFA Te Amo.