El sábado a bailar!!!

No tenía muchas muchas ganas de salir por lo sucedido anteriormente, pero la Mana me habló y creí que sería bueno desahogar las penas en alcohol y uno que otro bailesillo. Llegó la Mana y nos fuimos todos por Toño que estaba en la radio, el invitado especial de la noche fue Chuyito el hermano de la Mana que, quién sabe porqué, hoy quiso juntarse con nosotros. Nuestra primera parada: OK Habanna, hoy lo raro fué que no estaba el grupo y ya era tarde, otra cosa, el dueño del lugar estaba impartiendo clases de salsa ¡¡Muy Divertido!! mi mero mole, también porque, a pesar de sus esfuerzos, Toño no daba una. Pasado un rato Peter y yo nos bajamos a bailar y, no es por nada, pero lo hacemos muy bien ahí aprendiendo con el Maestro; quise preguntarle si tenía una academia o algo por el estilo pero cuando acordé ya estábamos afuera partiendo al 1900, un lugar más tranquilo y no por eso menos divertido. Canté y canté hasta cansarme; los naquetes de los niños no sabían ni siquiera cómo pedir una cheve en un bar de caché como ese así que me la pasé toda la noche socializando con los meseros por ellos. Luego de un tiempo considerable justo cuando dejó de tocar el grupo salimos sin rumbo y en el camino se decidió visitar nuestro antigüo antro "El Quijote"; por cierto nos encontramos a Ale saliendo de ahí, aún me pregunto por qué iría acompañada de señoras, bueno nosotros nos sorprendimos porque volvió a tener las multitudes de antes perooooo qué tipo de multitudes, puro naquete de primera mi comentario fué: -"Esto parece estar peor que el Kumbala" (antro de malísima muerte, donde se mueve de todo; cabe señalar que nunca he ido y nunca iré) A lo que Toño respondió: -"Si poquito peor" (Toño aparte de trabajar ahí, suele frecuentarlo). Mi Mana y yo nos sentíamos sumamente desubicadas viendo tanta gente "rara", lejos de sentirnos superiores, sentiamos miedo; más cuando los niños nos dejaron para ir a dar la vuelta para ver qué se encontraban y pues parece que nada porque los batearon jaja y eso es de siempre. Despuesito se hicieron los golpes, la Mana y yo corrimos y, fué tanto nuestro miedo, que mi brazo quedó marcado con los dedos de la Mana; lo bueno es que la seguridad en el antro es muy buena si no nos hubieran tocado trancazos. Logramos convencer a nuestros acompañantes que nos fueramos inmediatamente del lugar y llegamos sanos y salvos a nuestras casas. Le envíe un mensajito al innombrable para desearle dulces sueños y, no se por qué pero dormí tranquila.