Estamos en cuenta regresiva

No me había caído el veinte hasta el viernes, día en que tres de mis mejores amigos, Nicky, Pedro y Adriana, quemarían sus batas en el ritual anual de la Facultad de Ciencias Químicas conmemorando sus cuatro años de esfuerzo y preparándose para su próxima graduación.

Estuvo "diferente" a la del año pasado, esa me pareció sumamente divertida y esta me pareció altamente emotiva, será porque mis amigos se llenaron de nostalgia y de quien no esperaba ver lágrimas las vi, Pedro me vió y me dió un fuerte abrazo con unas lagrimillas de cocodrilo que me conmovieron hasta los huesos y me le uní al llanto, le mencioné unas palabrillas que me hubiera gustado que me dijeran a mi si me encontrara en la misma situación, conseguí varias sonrisas y algunas cuantas lagrimas más.

Y es que es lindo ver como la gente elabora sus procesos de duelo, preparándose para una dolorosa e inevitable pérdida; ver como ellos cantan, brincan, bailan y hechan porras alrededor de una fogata tomados de la mano para después despojarse de la bata con la que se quemaron las pestañas y lanzarla a una hoguera donde se esfuman sus preocupaciones pero también las satisfacciones de las que solo quedará el recuerdo.

Este tipo de experiencias son necesarias para una resolución sana de un duelo, es una lástima que quienes somos psicólogos comprendamos esto pero no lo llevemos a cabo. En mi escuela no existe un ritual de estos, una manera de desahogar el estrés que provoca el tener que alejarse de los cómodos años de estudiante en los que nuestros padres corrían con todos nuestros gastos, en los que nos quemábamos las pestañas para algunos trabajos y exámenes pero también en los que nos divertíamos como enanos, alejarse de las personas con las que compartimos tantas cosas desde simples sonrisas, chismes, fiestas, hasta discusiones por las dificultades y diferencias al trabajar en equipo, con las que tantas veces lloramos y las que tantas veces tuvieron que soportar las variedades de nuestros estados de ánimo, quienes nos aconsejaron y quienes nos sonsacaron o motivaron para llevar a cabo alguna que otra locura y empezar a transitar por el difícil camino de la vida laboral, empezar a tomar las riendas de nuestras vidas, dejar la vida cómoda que nos daban nuestros padres para empezar a buscar y rebuscar un buen trabajo y, si es necesario, empezar desde muy abajo y, tal vez, en lo que nada tenga que ver con nuestra carrera y no es por ser pesimista, más bien tiendo a ser realista, nuestras vidas nunca volverán a ser como eran, es un paso muy difícil, un paso que nos rehúsamos a dar pero, sin embargo, es inevitable darlo.

Lo que queda es la mejor disposición de aprender a perder para poder ganar.

Me está costanto mucho trabajo, desde el viernes no dejo de llorar al pensar la cantidad enorme de personas importantes que voy a tener que dejar; sería grandioso poder llevarlas conmigo como en una villita de esas que venden en navidad para no tener que deshacerme de ellas nunca porque realmente los voy a extrañar demasiado. Pero comprendo que es imposible, cada uno de nosotros tiene una misión y proyecto de vida muy particular y con el que pretendemos regir nuestra vida para alcanzar el éxito profesional y empezar, como alguna vez lo hicieron nuestros padres, a construir nuestra propia familia y nuestro patrimonio propio.

He aquí algunas de las lindísimas personas que voy a dejar :´(

Mi mana

Vickys Trickys

El gordo Toño

El gordo Pedro

El gordo Gil

Alesita

Mi novio

Se que algún día, tal vez, vuelva a verlos pero el tiempo que estaré sin ustedes los voy a extrañar muchísimo.

* Amigos: 26 días y contanto... para nuestra GRADUACIÓN!!!