miércoles, mayo 16, 2007

Cuando hay cosas de las que una no se quiere enterar

En la vida, existen escalas para medir todo tipo de cosas. En este caso me interesan las escalas que existen para calificar las noticias desde las buenas hasta las peores.
Hay momentos en nuestra vida en los que preferimos no enterarnos de ciertas cosas, ¿por qué?, es sencillo, duele saber. A veces las personas no somos lo suficientemente fuertes o no queremos serlo al enterarnos de noticias sobre los nuestros, noticias que los afectan directamente a ellos y a nosotros mismos; de las cuales queremos huir junto con ellos para rescatarlos también de la desagradable situación.
En estos días mi familia ha sido el blanco de una de esas noticias de las que hablo, todos estamos pasando por un momento en extremo difícil, la situación tocó a uno de nosotros y lo que lastima es la parte de responsabilidad que cada uno sentimos y la impotencia de no poder hacer nada inmediato, todo debe ser paulatinamente y con el debido sufrimiento que conlleva un cambio o, mejor dicho, unos drásticos cambios.
Lo peor, es que me estoy convirtiendo en la fuente homeostática y no he podido vivir la depresión que me corresponde desde mi lugar sino desde el lugar de conciliar a mi papá y a mi mamá, en el lugar de poner un alto cuando se necesita, cuando ninguno de los dos le da la oportunidad al otro de expresarse, cuando la angustia de ambos es tanta que explotan yo tengo que ser quien apoye, quien tenga una máscara para aparentar tranquilidad y optimismo siendo que me siento igual o peor que ellos. Mi hermano también la está sufriendo, más directamente que nosotros pero cada quien, desde su muy particular forma manifiestan en su cara y en su habla lo tristes que se sienten y, aunque todos, por momentos, logramos disipar el sentimiento, ahi sigue esperando brotar en cualquier momento.
Dios quiera que este trago tan amargo pase pronto para bien de todos.

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