Muchas ocasiones en mi vida me he quedado con la necesidad de decir lo siento, también muchas veces me he quedado esperando un lo siento que nunca llega.
Es increíble como se puede pasar de un extraordinario momento a otro que se convierte en sombrío con tanta rapidez y sin darnos cuenta; de igual modo es increíble como cuesta tanto trabajo verbalizar la frase “lo siento” aun sabiendo que ella puede hacernos recuperar el maravilloso momento que vivíamos.
Decir lo siento es borrar la causa, a veces inaceptable, de una discusión y continuar disfrutando de lo que, por el momento, se estaba construyendo.
Pero, ¿por qué cuesta tanto?, ¿por qué aún y cuando la frase es simple solo se piensa y se repiensa sin poder ser capaces de convertir el pensamiento en palabras?, ¿por qué aun sabiendo que las causas son infundadas e irracionales se mantiene ante todo el orgullo?, ese maldito orgullo al que difícilmente estamos dispuestos a renunciar esperando que sea el otro quien se despoje de él para así poder enaltecernos, suena un tanto egoísta ¿no?.
Pase una tarde perfecta hasta que llegamos a la intersección de Abasolo y Periférico, gracias por el pastel, gracias por tu compañía, gracias por llevarme de tu brazo, gracias por las sonrisas que dibujaste en mi cara ayer, hubiese preferido pasar mas y mejor tiempo contigo...
El sábado me pareció escuchar una especial palabra de tus labios mientras te dirigías a mi, no estoy muy segura porque no quise ahondar y pedirte que la repitieras y darme cuenta de que estaba equivocada o corroborar que estaba en lo cierto y no poder articular palabra, si así es quiero decir que me desequilibró pero me hizo sentir bien en extremo y si no, no pasa nada.
***“sucede que cuando una espera un abrazo aún habiendo algunos brazos disponibles el que reconforta es el de la persona elegida”
Es increíble como se puede pasar de un extraordinario momento a otro que se convierte en sombrío con tanta rapidez y sin darnos cuenta; de igual modo es increíble como cuesta tanto trabajo verbalizar la frase “lo siento” aun sabiendo que ella puede hacernos recuperar el maravilloso momento que vivíamos.
Decir lo siento es borrar la causa, a veces inaceptable, de una discusión y continuar disfrutando de lo que, por el momento, se estaba construyendo.
Pero, ¿por qué cuesta tanto?, ¿por qué aún y cuando la frase es simple solo se piensa y se repiensa sin poder ser capaces de convertir el pensamiento en palabras?, ¿por qué aun sabiendo que las causas son infundadas e irracionales se mantiene ante todo el orgullo?, ese maldito orgullo al que difícilmente estamos dispuestos a renunciar esperando que sea el otro quien se despoje de él para así poder enaltecernos, suena un tanto egoísta ¿no?.
Pase una tarde perfecta hasta que llegamos a la intersección de Abasolo y Periférico, gracias por el pastel, gracias por tu compañía, gracias por llevarme de tu brazo, gracias por las sonrisas que dibujaste en mi cara ayer, hubiese preferido pasar mas y mejor tiempo contigo...
El sábado me pareció escuchar una especial palabra de tus labios mientras te dirigías a mi, no estoy muy segura porque no quise ahondar y pedirte que la repitieras y darme cuenta de que estaba equivocada o corroborar que estaba en lo cierto y no poder articular palabra, si así es quiero decir que me desequilibró pero me hizo sentir bien en extremo y si no, no pasa nada.
***“sucede que cuando una espera un abrazo aún habiendo algunos brazos disponibles el que reconforta es el de la persona elegida”
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